Muchas veces hemos oído el término “mujeres olvidadas de la Historia” , concepto que lleva a confusión porque olvidar es un acto involuntario.
Durante toda la historia las mujeres brillantes, las mujeres que podían ser un referente inspirador y empoderante para el resto, han sido deliberadamente ocultadas y silenciadas por el sistema patriarcal.
Desde esta sección vamos a ir rescatando del “olvido” a mujeres imprescindibles para la historia de la cultura y el conocimiento.
Fue una reina de las tribus nómadas bereberes del siglo VII en el Magreb que lideró militar y políticamente la resistencia de su pueblo contra las invasiones árabes. Su nombre es símbolo de orgullo y resistencia bereber.
Su figura ha sido protagonista de numerosas leyendas y su valentía representa la lucha de los pueblos bereberes frente a la dominación árabe en todo el norte de África.
Como tantas otras mujeres relevantes del pasado su historia fue contada escasamente y llena de anécdotas inverosímiles por parte de “señores eruditos” de los pueblos que invadieron su reino un siglo después. Relatos delirantes como que tenía un “harén de 400 hombres a su disposición”.... Como siempre el ideario patriarcal aplicando su sesgo.
Su verdadero nombre era “Dihia” pero la apodaron “La Kahina”, es decir, “La Adivina” . Sus enemigos pensaban que podía leer el futuro. Una vez más nos encontramos con el estereotipo misógino de que las mujeres con fuerza y poder tienen que tener “poderes sobrenaturales”, tienen que ser brujas, ya que por sí mismas no pueden alcanzar dichas cualidades “masculinas”.
En su biografía es muy significativo el hecho de que empezó a destacarse políticamente a una edad relativamente avanzada para los estándares de la época, a los 67 años, ya viuda y con hijos guerreros.
Nació en lo que a día de hoy es Argelia, y desde muy joven destacó por su capacidad de liderazgo, su excepcional inteligencia y sus habilidades militares.
En el norte de África, durante el s.VII se vivió una cruel invasión por parte de los árabes islámicos que imponían por la fuerza sus creencias a otras tribus de tradiciones y religiones diferentes. De hecho, en aquella época las tribus que lideraba La Kahina practicaban el judaísmo.
La Kahina se convirtió en una líder indiscutible de estas tribus en contra del dominio árabe, destacando por su valentía y su capacidad de estrategia militar.
Durante muchos años consiguió frenar el avance árabe en la zona venciendo en batallas de gran calado histórico.
Pero La Kahina no podía luchar contra los recursos muy superiores de las tropas árabes y acabó perdiendo la guerra.
En su última batalla, la noche anterior, consciente de que lo tenía todo perdido, para salvar a sus hijos les pidió que se pasaran al bando vencedor, cosa que hicieron.
Perdió su vida y su reino pero consiguió salvar a sus hijos, que obedeciendo su palabra se convirtieron en jefes militares de los árabes.
Aunque perdió se fue del mundo venciendo al enemigo.
Sabiha Gökçe (1913-2001) fue la primera mujer pilota de combate de la Historia, una de las hijas adoptivas del primer presidente de Turquía Mustafa Kemal Atatürk.
En la década de 1930 se convirtió en el símbolo de una Turquía moderna que ponía sus ojos en occidente y abría posibilidades inimaginables hasta ese momento para las mujeres del país .
En uno de los muchos viajes que Atatürk realizaba por Anatolia para instaurar directamente sus políticas reformistas se detuvo en Bursa.
En esa ciudad una niña de 12 años, Sabiha, se acercó al presidente y le pidió ayuda para que financiara su educación. Ataturk, muy complacido con su audacia, la adoptó y se la llevó a Ankara para que continuara con sus estudios.
Sabiha Gökçen era conocida simplemente como Sabiha hasta que entró en vigor la Ley de apellidos de Atatürk en 1934.
En ese momento Atatürk la nombró Sabiha Gökçen, o "del cielo" , un apodo totalmente profético, porque aún no se había decidido por la aviación como su carrera profesional.
En mayo de 1935, Atatürk presidió la inauguración oficial de la Escuela de Vuelo de Türkkușsu. Sabiha estuvo con él ese día y quedó fascinada con los paracaidistas que participaron en un espectáculo aéreo como parte de las ceremonias de celebración del evento.
Cuando Atatürk le preguntó si le gustaría hacer eso, ella respondió que estaba lista para comenzar a entrenar de inmediato. Atatürk informó al director de la Escuela de Vuelo de Türkkușsu para inscribir a Sabiha como su primera alumna.
Hizo su primer vuelo en solitario en 1936, un logro narrado con entusiasmo en la prensa turca como emblemático de las nuevas libertades disponibles para todas las mujeres del país. Atatürk también la apoyó cuando comenzó a entrenar en la Academia de Aviación Militar de Turquía como pilota militar.
A lo largo de su carrera, voló más de 22 tipos de aviones diferentes y se convirtió en una experta en acrobacias aéreas.
Durante la Segunda Guerra Mundia Sabiha fue una de las pocas mujeres que participaron en misiones de combate. También se destacó como instructora de vuelo y fue la primera mujer en enseñar en la Academia de la Fuerza Aérea de Turquía.
Después de retirarse de la Fuerza Aérea en 1964, Sabiha trabajó como controladora de tráfico aéreo en el aeropuerto de Estambul.
Fue ampliamente reconocida por sus logros en la aviación y recibió numerosos premios y honores, incluido el título de "Heroína de la República" de Turquía.
A su fallecimiento en 2001, el segundo aeropuerto internacional de Estambul recibe su nombre en su honor.
Entre las muchas cosas que callan los libros con respecto a las mujeres nos encontramos con un período fascinante de la historia del Imperio Otomano: “El sultanato de las mujeres”, época que abarca desdes 1520 a 1715 donde las esposas y madres de los sultanes tuvieron un extraordinario poder político y social gobernando el imperio.
Algunas de estas mujeres como Nur Banu o Safiye gobernaron “de facto” ante la negligencia de sus maridos o hijos.
Y en el caso de Kösem ella fue “regente oficial” del imperio durante más de tres décadas durante los reinados de sus hijos Murad IV , Ibrahim I y su nieto Mehmed IV .
Kösem era una mujer muy inteligente y astuta, con grandes habilidades diplomáticas, de hecho su gobernación salvó al Imperio Otomano del declive y la decadencia.
Como todas las mujeres que se convirtieron en sultanas en el Imperio Otomano, llegó al palacio de Topkapi como esclava, y fue ascendiendo en la jerarquía del harén, pasando de favorita del sultán Ahmed I a esposa legal (haseki) y posteriormente valide (madre de sultán).
Nació en la isla griega de Tinos, donde fue secuestrada a los 13 años y vendida al harén imperial de Estambul. De religión ortodoxa, se convirtió al Islam para poder acceder al estatus de esposa legal del sultán Ahmed I.
Se llamaba Anastasia pero fue el propio Ahmed I el que le cambió el nombre a Kösem que significa “líder de la manada” ya que desde muy joven destacó por su capacidad de liderazgo.
Kösem dirigió el imperio asistiendo a las reuniones del diván detrás de una cortina. Se reunía con los embajadores extranjeros de otros países para discutir tratados internacionales. También se encargaba de nombrar a las personalidades políticas y de supervisar la administración del Estado.
Fue muy querida por el pueblo especialmente por sus ostentosas obras de caridad, regalaba dotes para que las mujeres pudieran tener mejores bodas y liberaba a los esclavos después de tres años a su servicio.
Sin embargo, dentro de la corte vivió una descarnada lucha por el poder con sus propios descendientes, lucha que terminó con su asesinato ordenado por su nuera Turhan Sultana, madre de su nieto Mehmed.
Su muerte conmocionó al pueblo otomano, fue estrangulada con las cortinas de palacio a manos del jefe de los eunucos y pasó a la historia con el apelativo de “madre martirizada”.
A nivel arquitectónico a ella le debemos el complejo de la hermosa mezquita de Çinili Camii en el barrio de Üsküdar en Estambul , así como palacios, mezquitas y fuentes públicas por las ciudades más representativas del imperio.
Gertrude Bell (1868-1926) política, escritora y arqueóloga, fue sobre todo una pionera en numerosos campos hasta entonces vetados a las mujeres. Una de las primeras mujeres en lograr con honores un título en Historia Moderna en la universidad de Oxford en solo dos años, y una de las primeras en viajar sola a Oriente Medio: Persia, Palestina, Siria,Mesopotamia, Jerusalén o Damasco .
A lo largo de su viajes llegó a desarrollar relaciones de amistad con los líderes masculinos más importantes de la zona, viviendo más de diez años en la Península Arábica.
Su profundo conocimiento de los idiomas y de las costumbres de los pueblos de Medio Oriente la convirtió en una intermediariara sumamente influyente entre el Imperio Británico y los gobernates de la región.
En un momento histórico en el que los habitantes de Jordania e Irak odiaban literalmente a los británicos, Gertrude Bell fue muy respetada y querida por su papel mediador en los conflictos surgidos con la potencia británica.
Sus estrechas relaciones con los líderes de las tribus del desierto fue decisiva para que, cuando estalló la Primera Guerra Mundial, la Inteligencia Británica recurriera a su ayuda para poder movilizar a los ejércitos a través del desierto.
Cuando las fuerzas británicas ocuparon Bagdad en 1907 a Gertrude Bel se le encargó la misión de reestructurar geopolíticamente la zona tras la desmembración del Imperio Otomano .
Especialmente importante fue su aportación a la creación del estado de Irak, ya que debido a sus experiencias y relaciones con los dirigentes iraquíes aconsejó sobre la mejor manera de formar ese nuevo país.
Abogó para que Faisal bin Hussein fuera nombrado rey de Irak, hecho por el que el pueblo iraquí le otorgó el apodo de “Creadora de Reyes” . Durante varios años fue una figura clave en la administración del recién nacido estado iraquí y a ella le debemos el Museo Nacional de Irak.
También fue fundamental su aportación en el trazado de las nuevas fronteras de todo Oriente Medio.
A nivel personal no tuvo una vida fácil ya que tuvo que enfrentarse a los convencionalismos de la alta sociedad británica a la que pertenecía por nacimiento.
Cuando falleció recibió a título póstumo la Orden del Imperio Británico.
Su figura tuvo tanta importancia como la de Lawrence de Arabia, sin embargo, por ser mujer, nunca llegó a tener su mismo reconocimiento.
Para los historiadores Teodora de Bizancio siempre ha sido considerada como una mujer perversa y amoral que conquistó a Justiniano con sus “malas artes”.
A día de hoy se la reivindica como una de las figuras más importantes del Imperio Bizantino ya que fué una gobernante brillante, una inteligente legisladora, una reformista social y una mecenas de las artes.
Los comienzos de la vida de Teodora fueron durísimos, empezó a prostituirse a los 12 años al tiempo que ejercía como bailarina erótica para los hombres de las élites bizantinas, de hecho esto es de lo poco de su vida que ha trascendido.
La violencia extrema y múltiples vejaciones que sufría por ser prostituta continuaron cuando se casó con su primer marido.
Pero su vida dió un giro al conocer a Justiniano, que, cuando asumió como emperador, lo hizo con Teodora como corregente ya que se dió cuenta que su valía e inteligencia le iban a ser de gran ayuda en la gobernación del imperio.
Cuando se habla de la época de Justiniano él aparece sobrevalorado, pero en realidad Teodora y Justiniano gobernaron como iguales en la época de mayor esplendor del Imperio Bizantino.
A Teodora se la puede considerar la primera legisladora feminista de la Historia.
Legisló con la intención de mejorar la difícil situación de las mujeres de todas las clases sociales en el imperio Bizantino.
Gracias a ella se promulgaron leyes como:
Derecho al divorcio.
Derecho al aborto.
Prohibición del proxenetismo y la prostitución forzosa.
Reconocimiento de las criaturas nacidas fuera del matrimonio.
Prohibición de que hubiera castigos a mujeres acusadas de adulterio.
Defensa de los derechos de herencia de las mujeres.
Leyes que defendieron el derecho a que las mujeres pudieran tener y gestionar su propio dinero y patrimonio.
Todo esto desapareció a la muerte prematura de Teodora.
Podemos decir que Teodora de Bizancio obtuvo una triple victoria contra el patriarcado ya que:
Consiguió en su reinado cumplir con los puntos clave de la agenda feminista 1100 años antes de que el feminismo surgiera como teoría humanistica.
Gobernó un imperio, siendo lo que para el patriarcado es lo peor que se puede llegar a ser: MUJER Y PROSTITUTA.
Hizo justicia con los “hijos sanos del patriarcado”, imponiendo penas para los hombres que ejercían violencia contra las mujeres tipificando como delitos actos que hasta entonces se podían ejercer con total impunidad.
Fue la poetisa más importante del Al-Ándalus (s.XI), hija del undécimo califa de Córdoba.
En una época donde las mujeres estaban siempre tuteladas por un varón de la familia, ella consiguió comprar su libertad a su tutor legal (su tío), gracias a la herencia recibida de su padre, al tener la suerte de ser hija única.
Con el resto de la herencia abrió en su palacio un salón literario donde acudían las élites culturales del momento junto con las figuras más prestigiosas de la política y la judicatura, tomando su pensamiento como referente.
Pudo llegar a vivir holgadamente de los eventos culturales que organizaba obteniendo una independencia económica inédita para las mujeres de su época.
Siempre estuvo muy implicada en la formación de niñas y mujeres , creando una escuela donde las enseñaba a leer y escribir.
No usaba velo y bordaba sus versos en sus vestidos.
Pese a que por sí misma tiene todos los méritos como para ser recordada como una poetisa excepcional, de lo poco que se habla de ella es en relación al romance que mantuvo con otro poeta, mucho más conocido de la época, Ibn Zaydún, haciendo referencia al hecho de que gran parte de la obra de ambos se basa en cartas y poesías que se escribían el uno al otro en el breve tiempo que duró su relación.
Totalmente silencia durante casi diez siglos, se volvió a hablar poco a poco de ella en periódicos literarios a partir de finales del siglo XIX, y varias escritoras actuales han escrito biografías sobre ella : “Wallada, la última luna” de Matilde Cabello, o “Walläda La Omeya” de Magdalena Lasala.
Sin embargo, lamentablemente, a día de hoy sigue sin aparecer en los libros de texto.